domingo, 17 de febrero de 2008

SANDRA BIANCHI


"Espejito, espejito"

Todos creen que es la más engreída porque se mira en cuanta superficie reflejante encuentra a su paso. Se mira en los espejos de su casa, en los de las petacas de rubor de las perfumerías, en los de los baños públicos, en los retrovisores de los autos.
Nadie cree que no es delectación sino peregrinaje.
Se mira en las siluetas que le devuelven las vidrieras de los comercios, en los ventanales de las casas, en las paredes transparentes de los supermodernos edificios.
Nadie cree que no es obsesión sino una pregunta recurrente.
Se mira en sus poses, registradas en las pantallas de las cámaras de seguridad, en las de los teléfonos celulares y en las de las webcam.
Nadie creería que ya no quiere verse más. Se ha mirado en los papeles aluminizados de los regalos que da y recibe, en las cacerolas de acero, la retrataron sus voluminosos aros de plata, atravesó el jarrón con el agua de las flores. Sólo le queda la cara de la luna.
Pero cuando llegue hasta allí, su rostro no será el mismo y seguirá sin encontrar lo que no se le ha perdido.



"Uno y el universo"

Una misma pregunta en busca eterna de su mítica respuesta. Por eso la muchacha comenzó a escribir poemas y pintar cuadros, luego a cursar posgrados y más adelante a viajar a destinos exóticos con un signo de interrogación en la palma de la mano.
Convencida de que todos venimos al mundo para interrogarlo, imaginaba que algunos- los bon vivants que gozan del vino y de los rayos del sol sin más– encuentran tempranamente una respuesta sencilla mientras otros seguirán su impenitente derrotero.
Por eso la muchacha tuvo también que estudiar idiomas, para indagar en inglés, alemán y portugués sin olvidar dedicarse a la fotografía, por aquello de robarle el alma a la cosa y desnudar el enigma.
Pero pasaron años, casi una vida, cuando dentro de su propio sueño en el que leía un libro de cierto autor argentino muy renombrado, se dio cuenta de que por fin llegaba el momento de la esperada revelación. Y fue ahí cuando pudo escuchar bien clarito que el escritor con su voz de viejecito le decía Nena, dejá que todo fluya, dejale algo al universo.
Entonces del asombro se le cayó el libro al suelo y del hueco de la mano se le escapó esa pregunta que hasta el día de hoy sigue flotando en el aire.

* La narradora argentina Sandra Bianchi, profesora de Letras, ha realizado actividades diversas como editora, crítica literaria, periodista y gestora cultural.

* En la segunda foto, de Gemma Pellicer, tomada en Buenos Aires, 2006, la autora aparece escoltada por José María Merino y el narrador argentino Raúl Brasca.

1 comentario:

abismoeditores dijo...

La narradora y escritora aregentina Sandra Bianchi publicará próximamente un artículo sobre los microrrelatos de Luisa Valenzuela en Plesiosaurio. Primera revista de ficción breve peruana (revistaplesiosaurio.blogspot.com), publicación dirigida por Rony Vásquez Guevara y editada por Dany Doria Rodas, estudiantes de Letras.
El número uno puede visualizarse en ISSUU.