jueves, 3 de febrero de 2011

NURIA MENDOZA, y 2

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"Body painting"
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Era un hombre de pocas palabras.
—Pintarte —musitó, cuando le dije qué quieres de mí.
Así que abrí mi blusa, desabroché la falda, descalcé mis pies, y sostuve a medias su mirada y mi pudor.
Me señaló con el índice manchado de azul y amarillo: entendí que era todo o nada. Acabé de desnudarme y me quedé de pie, los brazos a los lados del cuerpo, sin cubrirme, para qué.
Dio un par de vueltas a mi alrededor. Imaginé gozosa mi palidez retratada, pero él, alargando el silencio, empezó a frotarme las nalgas, a marcarme las vértebras una a una, a perfilar mis omóplatos.
Me mantuve quieta. Ni respirar, quería. Se giró y vi sus manos amarillearme, convertir mis pezones en gominolas de limón, hacer de mi ombligo el centro exacto de una diana azul y verde y violeta, cebrear mis muslos en rojo y gris.
No hablábamos. Yo sólo me inclinaba un poco, o separaba las piernas, para dejarle hacer. Él a veces murmuraba como una letanía, que solía rematar con un suspiro crujiente.
Se oían sus dedos escarbando en los botes de pintura, el chapoteo y un ris-ras, si me cubría impetuoso. Pero otras veces, cuando tomaba el pincel para mayor precisión, o desordenaba mi vello púbico en verde matorral, el silencio era tan oscuro que casi ahogaba.
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"Pura lascivia"
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Voy a ser directa: tu esponja y la mía tienen un lío. Lo he descubierto esta mañana, en el baño.
Tu esponja —tan estilizada, pero de curvas marcadas—, estaba poniendo a cien a la mía, que de repente me parecía un poco masculina, más tosca en su superficie, como si necesitara un afeitado.
Cuando me ducho cada mañana las veo frotarse sin disimulo. Aprovechan el agua caliente para abrir sus poros como bocas y exfoliarse en posturas admirables. Mi esponja cabalga a la otra, que se expande, se acopla, se retuerce empapada, y pide a gritos un poco de gel. Hasta parecen oírse gemidos, no exagero.
Eso por no hablar de los botes de champú: el mío, cuadrado y ancho de espaldas, se estaba insinuando descaradamente al tuyo, pequeñito y coqueto.
Y mejor no sigo, porque a la hora de secarme me pareció que entre mi albornoz y tu toalla se fraguaba algo.
En mi baño están en pie de guerra y tú tan lejos. Ay, me dan una envidia.
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* La foto es de la autora y está hecha en el bosque pintado por Ibarrola en la provincia de Salamanca. El cuadro es de Richard Phillips.
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16 comentarios:

Luisa Hurtado González dijo...

Me han parecido los dos excelentes, pero me quedo con el segundo: sorprendente, único. Una manera deliciosamente simpática de echar de menos a alguien.

Araceli Esteves dijo...

No sabría con cuál quedarme.Ambos textos rezuman sensibilidad, soltura narrativa, sentido del humor. Se confirma, más si cabe, que estamos ante una autora que dará que hablar. Tiempo al tiempo.
Enhorabuena a Nuria por los textos, y a Fernando por tan jugosa pesca.

Jesus Esnaola dijo...

Dos microrrelatos magníficos, de verdad, un verdadero descubrimiento. Es una voz original, inteligente y sugerente. Me han encantado los dos.

Enhorabuena, Nuria.

AGUS dijo...

A medida que leo, tengo la sensación que las palabras van desapareciendo. Luego llego al final, miro atrás y no, todavía están ahí. Por suerte. Me han encantado los dos, otra vez.

Felicidades Nuria.

Abrazos.

Esteban Dublín dijo...

Muy buenos ambos. Excelente trabajo el que hace Nuria.

Nuria Mendoza dijo...

¡¡Muchas gracias a todos!!
¡Qué navegantes más encantadores!

Bienve dijo...

Sorprendentes y cautivadores Nuria, enhorabuena, aunque no esperaba menos!! Un beso

Gemma dijo...

Son estupendos, desde luego que sí. A mí me ha sorprendido en particular la habilidad que muestra la autora para enmarcar narrativamente una escena cualquiera, sin necesitar luego incluir elementos ajenos para que la historia funcione. Buen ojo fotográfico.
Un abrazo

Javier Puche dijo...

Admirables narraciones las de Nuria, a quien felicito calurosamente. Y admirable labor la tuya, Fernando, que sin cesar nos pone en generoso contacto con talentos de los que nada sabíamos y que tan alto apuntan.

Esther Andradi dijo...

Los microrrelatos de Nuria son buenísimos, es un placer leerla y me alegro muchísimo por este descubrimiento de la Nave, GRACIAS Fernando!!

Rosana Alonso dijo...

Me sumo ya a lo dicho. Como afirmo siempre, es difñicil escribir fácil, y esa sensación da Nuria de naturalidad, las palabras fluyen sin tropiezos.

Un abrazo a los dos.

carmen peire dijo...

Hacía mucho que no entraba, falta de tiempo, estress, otras actividades. Pero merece la pena hacerlo para alabar a esta autora. Me han gustado mucho los dos, sobre todo el segundo, original, divertido, sintético... la esencia de un buen cuento. Enhorabuena

Pedro Herrero dijo...

Llego tarde, lo sé.

En “Body-painting” es muy interesante el contraste entre la situación planteada y las expectativas de la protagonista (y también del lector). Nada sabemos de los personajes, pero sus gestos parecen adelantarnos un clímax lleno de promesas, que no obstante se reduce a la consumación mecánica de una labor artística. La sensualidad funciona por osmosis entre la descripción del trabajo artesano y el descubrimiento de la anatomía femenina por parte del hombre, que es el que toma las riendas de la acción, aunque es la mujer quien relata el proceso. Y ese final me recuerda un poco a F.García Lorca y su “silencio de cal y mirto”. Bella imagen, muy bien trabajada. En mi opinión, Nuria se ha ganado a pulso su pasaje.

Isabel González González dijo...

Me ha divertido mucho 'Pura lascivia'. Es ágil, original y fresco. Será champú de hierbas lo que usa Nuria.

Hiperbreves S.A. dijo...

Textos sensuales que te atrapan hasta meterte de lleno en esa evocadora sesión de pintura corporal (¿o serán sólo caricias con pintura?) y ese baño donde se baña alguien que tanto echa a alguien de menos. Muy buenos ambos. Enhorabuena a la autora.

Anónimo dijo...

Me encanta, Nuria.
Me encanta Nuria (sin coma).
Un beso guapa!
Gonzalo