sábado, 25 de junio de 2011

San Juan, sin petardos: la cena

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Costó llegar a Calaceite. Si el jueves es San Juan y el viernes es fiesta, como ocurre en Cataluña, el fin de semana aleja a la gente de la ciudad. Son esos pocos días en que se puede estar bien en Barcelona, con medio millón de personas menos, con la consiguiente merma de ruido y la humanidad un poco más esponjada.
Pero llegamos, Sira, Gemma, Juanjo y yo, y nos esperaba la cena, con Pilar, Asunción y Lars: un par de ensaladas, aceitunas y queso de la tierra. De plato fuerte, Pilar sacó un bacalao a la portuguesa, regado con albariño, Martín Codax.
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Receta: se pone en la sartén con aceite caliente el bacalao desmigado y una cantidad equivalente de cebolla cortada en rodajas finas. Hasta que la cebolla se licue y todo quede dorado. Se fríen unas patatas, tipo paja, y se baten unos huevos. Y se mezcla todo, como si de un revuelto se tratara. Debe servirse inmediatamente.
El bacalao estaba en su punto, perfecto, pero todavía quedaba el postre que en una noche como esa sólo podía ser coca, de chicharrones y de crema, con cava, para el que le guste, que por el gas no es mi caso. ¿Es necesario añadir que las cocas de can Mauri, como lo llamaba el abuelo de Gemma, eran insuperables?
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A los postres se presentó Alfonso De Lucas Buñuel, sobrino del célebre cineasta. Alfonso es un tímido escondido en un gigante patagón, de voz tronante y opiniones a menudo contundentes, lo más parecido posible al gran don Luis. Hasta el punto de que va a rodarse una película, contando la biografía del cineasta y Alfonso va a hacer el papel de su abuelo. Esto no me lo ha contado él, que no le gusta darse pisto de Buñuel, sino amigos comunes.
Durante años fue profesor de literatura en el instituto de bachillerato del Verdún o Prosperidad (ahora Nou Barris en el lenguaje edulcorado que utilizan los socialistas catalanes en la ciudad), y nos contó unos episodios protagonizados por los comisarios políticos de la Generalitat, para implantar el monolingüismo, que ponían los pelos de punta, por no usar palabras más fuertes. Pura tortura china. Quizá porque el caso que nos relató se ejercía sobre una emigrante de aquel país, a la que acabaron desterrando a las llamadas aulas de acogida. Parece que todo está contado, al respecto, pero siempre queda un horror más; eso sí, disfrazado de legalidad y alegato a favor de la convivencia lingüística, que nos recuerdan prácticas fascistoides.
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Alfonso, que nos dejó sin habla, monopolizó la conversación, sin apenas dejarnos meter cuchara, se ha jubilado, pero recuerda con mucho cariño aquellos años del Verdún, antes de que aparecieran los nacionalistas, los tecnócratas del monolingüismo, a joder aún más a estos olvidados. A mí no me molesta nada escuchar que alguien lleve la voz cantante, si lo que relata tiene interés y lo cuenta con pasión, como era el caso. Alfonso es un ciclón, puro Buñuel. Creo que don Luis se lo hubiera llevado con él a hacer cine seguro, alentando una fascinación que justo ahora está empezando a poder cultivar.

* En la primera foto aparece Alfonso De Lucas Buñuel junto al escritor Juan José Flores; en las restantes se les puede ver, en la terraza de la casa de Asunción y Lars, contemplando la puesta de sol. Las fotos son de GP.
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4 comentarios:

Francesc Cornadó dijo...

El bacalao a la portuguesa es exquisito, una receta magistral. Sin embargo, yo opino que en los días del solsticio de verano sería mejor una variedad de esta receta, me refiero al bacalao “alle grande colloni”, se trata de un plato también exquisito pero algo más diáfano, más meridional. Su sabor es menos complejo pero más estructurado, es un bacalao que parece tocado por el siroco y su aroma se desliza por la pituitaria con un roce liviano que armoniza con la brevedad de la noche de San Juan.
En el bacalao “alle grande colloni” no pondremos cebolla y si ponemos patata (algunos cocineros no las ponen) sólo será para darle cuerpo.
Las dos recetas, a la portuguesa y alle grande colloni son notables, son muy recomendables y muy importantes en la cocina del bacalao, lo que ocurre es que tienen poca vistosidad, se ven platos de presentación feucha, y por esta razón no suelen servirse en restaurantes.

Salud
Francesc Cornadó

Denis Palance dijo...

Curioso pero en este lado del oceano, hacia las americas y concretamente en los andes, se suele encender fogatas ...puedes observar como los camesinos queman los rastrojos para preparar la tierra ...es hermoso ver los cerros y dibujadas en la oscuridad llamaradas ....un saludo

Fernando Valls dijo...

Gracias, Francesc, habrá que probar tu receta.
Denis, también en España, en Almería, al menos pero seguro que en otros lugares del país, se hacen hogueras con muebles viejos o rotos y se salta sobre ellas. Así se hacía en mi barrio.
Gracias y saludos.

Belnu dijo...

Qué buen San Juan buñueliano. Recuerdo a una hermana de Buñuel que conocí una vez estando con Berta Muñoz-Suay, y que nos hizo reír hasta las lágrimas contándonos sus tardes de brasero y las bromas que se hacían. Y también recuerdo aquellas memorias suyas, Mi último suspiro. Es verdad que a veces vale la pena simplemente escuchar!