jueves, 22 de enero de 2015

Francisco Porrúa: la muerte del editor de `Rayuela´

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En los días previos a la Navidad falleció en Barcelona el editor Francisco Porrúa (1922-2014). Había nacido en Galicia, en Corcubión (La Coruña), pero su trabajo se desarrolló sobre todo en Buenos Aires, en la Editorial Sudamérica de López Llausás, donde fue contratado como asesor en 1957, y en Barcelona, en la Editorial Edhasa. No hay más que recordar que fue el editor de Rayuela (1963) y Las armas secretas, de Julio Cortázar, de Cien años de soledad (1967), de García Márquez, y de El señor de los anillos, de J.R.R. Tolkien, publicado en España en 1977, para hacerse una idea de su relevancia en el mundo hispánico de la edición. En Sudamericana editó también a Leopoldo Marechal, Juan Carlos Onetti, y nuevos nombres -hoy considerados clásicos contemporáneos-  como Manuel Puig, Alejandra Pizarnik y Juan José Saer.  Pero, además, Porrúa fue uno de los grandes conocedores de la ciencia-ficción, fundador en 1955 de la mítica colección Minotauro, inaugurada con las Crónicas marcianas, de Ray Bradbury, que el mismo Porrúa tradujo con seudónimo, prologadas por Borges. A este libro le siguieron otros de Stanislaw Lem, Richard Matheson, James G. Ballard, Philip K. Dick o Úrsula L. Le Guin, o de autores no vinculados estrictamente al género, como Italo Calvino, Gore Vidal, William Golding o Kurt Vonnegut. Quien quiera conocerlo mejor, le recomiendo que lea la correspondencia que mantuvo con Cortázar, pues es donde mejor se muestra cómo un editor de primera categoría trabaja con sus escritores. En 1977, huyendo de la dictadura militar argentina, se trasladó a Barcelona, donde pasó el resto de su vida llevando una existencia discreta, alejado del siempre demasiado ruidoso mundo literario, aunque en el 2005 creo la Editorial Porrúa, inaugurada con Animalia, una antología de los bestiarios de Cortázar, seleccionada por Aurora Bernárdez, prologada por Alberto Manguel, con diseño e ilustraciones del cronopio Julio Silva, como no podía ser menos, y una carta del escritor argentino a su editor italiano explicándole cómo surgieron esos relatos. 
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